Tu cara es una reliquia
Muchos de nosotros alguna vez nos hemos mirado en el espejo y hemos deseado tener los labios un poquito más gordos, los ojos un poquito más grandes o el pelo un poco más liso. Aunque probablemente tú que nos estás leyendo no lo hayas pensado nunca, porque estamos seguros de que eres rematadamente guapo, por dentro y por fuera.
Yo no tengo mucha cara, tengo mucha historia…
Peloteos aparte, tanto si eres de los que lo piensan como de los que nunca lo han pensado, deberías saber que nuestros rasgos faciales son el legado de millones de años. Como lo oyes, no es solo que tu padre y tu madre te hayan dejado en herencia esa forma de la nariz o esa forma concreta de las cejas, es que tus rasgos faciales son el reflejo de todos tus antepasados. Y es que, además de las diferencias individuales entre todos los seres humanos, también existen diferencias poblacionales. No es cuestión de racismo, es que nuestro ADN es lo que nos hace tener los rasgos que tenemos. Y si yo que estoy escribiendo esto – no me veis, pero creedme – soy morena de pelo rizado y tengo la nariz más bien grande, no es que me haya tocado esto en la lotería de los rasgos faciales, es que mis antepasados se han pasado más tiempo en la zona ecuador/sur que en el norte del mapa.
Ampliando nuestro conocimiento en la genética de los rasgos faciales
Y todo esto no lo estamos inventando nosotros, existen múltiples estudios genéticos que ya han conseguido relacionar variaciones en nuestro genoma con rasgos faciales. Hasta ahora, la mayoría de esos estudios se habían realizado en sujetos de procedencia europea, lo que había sesgado nuestro conocimiento en este campo hacia unos rasgos faciales muy concretos. Recientemente, estos estudios se han ampliado llevándose a cabo en sujetos procedentes del Este Asiático. Este último estudio ha conseguido ampliar el número de variantes asociadas a los rasgos fáciles, así como encontrar aquellas variantes que diferencian a las poblaciones europeas de las del Este Asiático.
No te creas que somos tan superficiales
Y ¿sabes qué es lo más interesante de todo esto? Que estudiando las variaciones genéticas que diferencian los rasgos de los europeos y los asiáticos del Este, han descubierto que las diferencias en la morfología de la nariz no son casuales. La distinta forma de esta parte de nuestra cara se debe a que se ha sometido a la selección natural durante muchísimo tiempo. Interesante, ¿verdad?
¿Significa esto que analizar mi cara es equivalente a analizar mi ADN?
Como probablemente te imaginas, no. Es mucho más difícil analizar los rasgos faciales porque no son discretos, sino que en nuestros rasgos fáciles influyen muchas variantes genómicas y otros parámetros. En cambio, el análisis del ADN es mucho más limpio y objetivo. No obstante, gracias a la inteligencia artificial, sí que es posible inferir qué porcentaje de población europea se refleja en tus rasgos fáciles, aunque no sea una forma tan exacta de estudiar nuestros ancestros.
Puedes conocer qué reflejan tus rasgos faciales aquí. ¿Te atreves a probar?

Test facial AI: ejemplos
Referencias: