¿Todavía haces tu actividad física a ciegas?
En EGO Genomics somos fervorosos activistas contra el sedentarismo. Y la razón subyacente a nuestra determinación es más que evidente: la falta de actividad física acarrea problemas de salud serios de manera global. Y el sedentarismo no es solo culpa de una falta de voluntad. Muchas veces la inactividad física es consecuencia de nuestro trabajo, que nos obliga a permanecer sentados muchas horas.
Las consecuencias de la falta de actividad física
Parece que, en la sociedad actual, existe una consciencia colectiva que nos hace entender la importancia de mantenerse físicamente activos. Pero por si hay alguien que aún no lo tiene claro, podemos mencionar la influencia de la inactividad física en la aparición de enfermedades cardiovasculares, la diabetes, el cáncer, la obesidad e incluso el deterioro cognitivo. Todas estas enfermedades son las principales causas de mortalidad y morbilidad en España, lo que significa que, evitando el sedentarismo, podríamos ayudar a prevenir o retrasar muchos de esos casos.
Actividad física sí, pero con cabeza
Desde EGO Genomics animamos a todo el mundo a realizar el deporte que más le guste de manera habitual. Eso sí, hay que tomar las precauciones pertinentes para evitar otros problemas de salud derivados de la práctica deportiva. Podemos empezar pensando en las lesiones musculares, muy habituales en todos los deportes y muchas veces inevitables. Pero no todas son inevitables, a veces derivan de una sobrecarga muscular (es decir, que nos hemos pasado con la intensidad, la duración o frecuencia del entrenamiento) o de una mala práctica (malas posturas o ejercicios demasiado exigentes para nuestra forma física, por ejemplo). Y no solo eso, también hay casos más graves que pueden derivar de una combinación de factores, como puede ser el infarto de miocardio o la rabdomiólisis (rotura de fibras musculares), que pueden darse cuando nos sometemos a esfuerzos muy intensos para los que no estamos preparados.
Entonces, ¿en qué quedamos? ¿Deporte sí o no?
Por supuesto, la respuesta es un sí rotundo. Pero es muy útil, cuando nuestra actividad física se basa en ejercicios intensos o deportes con alto riesgo de lesiones musculares, conocer nuestro cuerpo. Conocer nuestra predisposición a lesiones, nuestros tiempos de recuperación y nuestro metabolismo nos ayuda a entrenar de manera más saludable, disminuir el riesgo de lesiones y alcanzar antes nuestros objetivos físicos.
Hay mil maneras de conocerse, pero solo una eficaz e indolora
El clásico método de ensayo-error es infalible para conocer nuestro cuerpo: si llevamos unos cuantos esguinces en cada tobillo podemos imaginarnos que tenemos predisposición a tener lesiones tendinosas. Este método, aunque acertado, es poco eficiente, dado que te enteras de tu predisposición cuando el daño ya está hecho. Existe otro método mucho más eficaz de adelantarnos al daño: conocer las debilidades de nuestro cuerpo y adaptar nuestro entrenamiento para que las debilidades no lleguen a manifestarse en forma de lesión, molestia o enfermedad. Y es tan sencillo como tomarse una muestra de saliva para desentrañar los secretos de tu ADN. Si no sabes de lo que hablamos, te invitamos a conocer nuestro análisis genómico de rendimiento deportivo.