Obesidad y diabetes: una lucha de muchos

 

Este año los pacientes con obesidad y diabetes tipo 2 están de celebración. Celebran que cada día tienen más armas con las que luchar contra sus condiciones patológicas. Esto se debe a que hace poco hemos conocido los últimos resultados de un fármaco en fase III que empuja los límites en el tratamiento de la obesidad y diabetes de una manera que nos parecían inalcanzables hace tan sólo dos años. Se llama Tirzepatida y ha suscitado el interés de endocrinólogos, cardiólogos, nefrólogos y especialistas de medicina interna por los resultados que hemos ido conociendo a lo largo de su desarrollo clínico. Tirzepatida ha venido para dibujar un nuevo horizonte y para establecer un nuevo estándar en el tratamiento de estas dos enfermedades.

Sin azúcar

Sin embargo, cuando hablamos de tratar a una persona con Tirzepatida, hablamos implícitamente de que algo ha fallado. En muchos casos, esto se debe a que han fallado las medidas preventivas que podemos adoptar en nuestros hábitos del día a día. Y es que no tiene por qué ser únicamente una cuestión de comer mejor o hacer más deporte, existen otros condicionantes que debemos de tener en cuenta a la hora de buscar la respuesta. Uno de ellos, y con un peso muy relevante, es nuestra propia genética. El hecho de que en nuestro genoma existan variaciones que nos hagan más propensos a ganar peso, masa grasa o a tener unos índices de glucemia más elevados tienen también su parte de culpa en que esas medidas fallen.

Tratamiento diabetes

¿Cómo podemos saber si este es nuestro caso?

La mejor manera es a través de un análisis exhaustivo de nuestro genoma. Esto es algo que puede parecer ciencia ficción si lo vemos desde la perspectiva de hace una década, pero hoy en día es tan común como hacerse un análisis de sangre o de orina. De hecho, es más agradable en el sentido de que no median agujas. Podemos obtener esa información de una simple muestra de saliva. De esta muestra, los laboratorios obtienen células que antes estaban en nuestra mucosa bucal y que en algún momento “descamaron” para pasar a la saliva. De esas células, podemos obtener su ADN y secuenciarlo con las últimas tecnologías, para luego leerlo y, los más importante, interpretarlo. Aquí es donde entra a jugar el hecho de que muchos investigadores, en todo el mundo y por muchos años, han trabajado para elaborar un “mapa genético” de las variantes más importantes que pueden marcar las medidas preventivas más eficaces, y no las estándares que aplica todo el mundo. Es una cuestión puramente de personalización, de cómo comemos o cómo nos ejercitamos.

farmacogenomica

¿Y si no sé interpretar toda la información que me aporta un test de este tipo?

Aunque estamos hablando de biología muy avanzada, los servicios de análisis genético de nutrición (como el que ofrecemos en EGO Genomics) incluyen siempre videoconsultas con un especialista y, además, aportan documentación muy sencilla e intuitiva para que cualquier persona, independientemente de su formación, pueda comprender sus resultados y aprender un poco más sobre si mismas. Con todo esto, siempre sigue siendo recomendable compartir este tipo de información con nuestro profesional de referencia, bien sea el endocrinólogo o el nutricionista, por ejemplo. Con ellos y esta información, aumentarán las probabilidades de que todo el esfuerzo que estamos poniendo en prevenir estas enfermedades dé sus frutos, incluso sin necesidad de tratamiento farmacológico. La prevención es siempre la primera medicina.