Nuestra microbiota: ¿se nace o se hace?
Desde hace muchos años sabemos que heredamos nuestros genes de nuestros padres. Y esta herencia genética se mantiene estable durante toda nuestra vida (salvo excepciones, como cuando ocurren mutaciones). Pero ¿sabías que no es lo único que heredamos? Al nacer (en el momento del parto y durante la lactancia), nuestra madre nos transmite gran parte de su microbiota. Esta microbiota se establece en el intestino y en la cavidad oral, y se mantiene estable hasta el primer año de vida. Sin embargo, esta herencia sí puede cambiar: a partir del primer año, cuando los bebés comienzan a ser más independientes, nuestra microbiota empieza a cambiar.

Mediante la lactancia heredamos microbiota materna.
¿Cómo cambia la microbiota de nuestro cuerpo?
Todo lo que hacemos en nuestro día a día afecta a nuestra microbiota: desde comer y hacer ejercicio hasta las personas con las que pasamos nuestro tiempo. Y a la inversa, parece que nuestra microbiota dirige nuestras vidas más de lo que pensábamos. Y lo demuestra un estudio reciente que indica que la microbiota puede estar implicada en nuestra motivación para hacer ejercicio.
Dime con quién andas y te diré qué bacterias tienes
Ya hemos hablado de la importancia que tienen nuestras madres en el establecimiento de la microbiota. Pero no son las únicas que influyen. Un estudio ha demostrado que las relaciones sociales también influyen en las bacterias que conviven en nuestras cavidades oral e intestinal. Teniendo una influencia enorme las personas con las que convivimos, con las que podemos compartir alrededor de un 30% de nuestra microbiota oral. Por supuesto, es muy importante en este sentido el tiempo de convivencia: cuanto más tiempo hayamos convivido, más parecidas son nuestras poblaciones microbianas.
Siempre podemos dar marcha atrás
A diferencia de nuestro genoma, nuestra herencia microbiana es mutable y reversible. Esto quiere decir que si cambiamos nuestra dieta, cambiamos de ambiente y cambiamos nuestras relaciones, podemos modificar nuestra microbiota. Por supuesto, no es algo que podamos cambiar de la noche a la mañana de manera natural. Aunque hay alguna forma de provocar cambios bruscos en nuestra microbiota, como la ingesta de antibióticos. Y por eso solo se recomienda el uso de antibióticos (especialmente aquellos de amplio espectro, es decir, que son capaces de matar a un gran número de especies bacterianas) cuando es estrictamente necesario.

Hasta cierto punto, podemos modelar nuestra microbiota.
Mejor prevenir que curar
Aunque actualmente no conocemos todas las funciones que tienen la microbiota en el funcionamiento de nuestro organismo, sí sabemos que influyen en la aparición de muchas enfermedades. Por ello, es muy importante que cuidemos nuestra microbiota como si fuera un órgano más de nuestro cuerpo.
Puedes conocer los microorganismos que habitan en tu cuerpo gracias a nuestros análisis de ADN metagenómico. ¿Te atreves a conocerte a ti mismo?
Referencias: