¿Nuestra filosofía? La del protector solar
Seguro que te has fijado en que los olores son un importante estímulo para la memoria. Sin duda, uno de los olores que más recuerdos nos trae de los veranos de nuestra infancia es el olor a la crema de protección solar, concretamente el olor de esa crema de toda la vida en bote azul que todo el mundo usaba y sigue usando (no podemos mencionar marcas, pero seguro que sabes de la que hablamos). Quizá por eso – además de por lo importante que es protegernos durante exposiciones prolongadas al sol – nos encanta llegar a la playa o la piscina y ver cómo la gente es consciente de la necesidad de protegerse. Y sobre todo no de la necesidad de echarse crema una vez, sino más de una cuando la exposición al sol supera la hora.
Nuestra piel siempre bajo control
Y es curioso cómo cada persona sabe exactamente cuánta crema debe echarse para no quemarse y estar varios días con color de gamba. Para nosotros, es el ejemplo perfecto de cómo debemos cuidarnos teniendo en cuenta las particularidades de nuestro cuerpo. Cuando se tiene la piel más clara y más tendencia a quemarse, hay que ponerse mucha más crema que cuando se tiene la piel más morena. Y esto no es instinto: lo hemos aprendido con la práctica, a base de quemarnos, y lo tenemos más que asumido.
¿La piel sí pero el resto no?
Si somos tan conscientes de que el cuidado de nuestra piel tiene que ser personalizado en base a nuestras características, ¿por qué el resto no? No es que queramos ser deliberadamente injustos con el resto de nuestro cuerpo o darles menos importancia a otros órganos, el principal problema es que no somos conscientes de cuáles son nuestras características porque no son tan fácilmente visibles.
Ya no tienes excusa
La única razón para cuidar nuestro cuerpo no debería ser que haya un problema. Por ejemplo: mucha gente evita ciertos alimentos porque son intolerantes o hace deporte a diario porque tienen hipertensión y quieren evitar problemas cardiovasculares más graves. Ese no debería ser el único motivo para cuidar nuestros hábitos: también debemos escuchar y cuidar nuestro cuerpo para prevenir futuras enfermedades. Y aunque eso de escuchar suene más místico que científico, sí hay una manera científica de entender a nuestro cuerpo: leyendo la información contenida en nuestro ADN.
La filosofía del protector solar
aplicada a todo nuestro cuerpo
Nuestro ADN contiene información sobre cuáles son los alimentos que mejor metabolizamos y cuáles son nuestras predisposiciones genéticas a ciertas enfermedades, entre otras cosas. De manera que cuidar nuestro cuerpo con hábitos personalizados sí es posible y es la mejor manera de prevenir futuros problemas de salud. En EGO Genomics somos fieles defensores de aplicar la filosofía del protector solar (es decir, ese cuidado tan personalizado que hacemos consciente e inconscientemente) al resto de nuestro cuerpo. En otras palabras, pensamos que conocer nuestro cuerpo para personalizar nuestros hábitos es clave mantenernos sanos.
Si aún no sabes cómo leer la información contenida en nuestro ADN, te recomendamos que eches un vistazo a nuestros análisis genómicos.
Referencias: https://www.nature.com/articles/d41586-022-01626-x