La ciencia detrás de los parecidos razonables
La famosa frase de Ortega y Gasset: “yo soy yo y mis circunstancias” se puede aplicar a nuestra realidad biológica. Muchas veces decimos que nuestro ADN es nuestro libro de instrucciones, pero lo cierto es que no es lo único que determina cómo somos. Los seres humanos, desde el punto de vista biológico, también somos nosotros y nuestras circunstancias. Y entendemos por circunstancias todo lo que influye en el funcionamiento de nuestro cuerpo: nuestra dieta, el aire que respiramos, nuestras horas de sueño, las situaciones de estrés a las que nos sometemos, nuestra actividad física, las horas que nos pasamos expuestos al sol, y un largo etcétera.
La genética no lo es todo, pero es mucho
Sabiendo que hay tantos factores externos, puede que en algún momento te hayas preguntado cuál es el peso real de la genética en la determinación de cómo somos, es decir, en nuestro fenotipo (si no recuerdas qué es eso del “fenotipo”, te recomendamos leer esta entrada). Automáticamente, nuestra cabeza va directa al caso de los gemelos: ellos tienen exactamente el mismo genoma y normalmente son muy parecidos. Podríamos pensar que también se debe a que suelen estar sometidos a los mismos ambientes, o también que solo se parecen físicamente. Pero esas dos posibilidades ya se han descartado estudiando el caso de gemelos separados al nacer y criados en ambientes diferentes, donde se ha podido comprobar que siguen siendo física y fisiológicamente muy similares, a pesar de las diferencias ambientales.
¿Y qué pasa con los parecidos razonables?
¿Se parecen a nivel genético?
Eso mismo se han preguntado unos investigadores de varias universidades y centros de investigación de Barcelona. Y para resolverlo han estudiado a personas que, sin tener ninguna relación familiar, se parecen como si fueran gemelos. En este estudio han analizado varios parámetros biológicos que podrían estar influyendo en su aspecto físico: su genoma, su epigenoma (que son marcas que determinan cómo se lee el ADN) y su microbioma (puedes consultar qué es el microbioma aquí). Los resultados indicaron que las personas físicamente muy parecidas tienen genomas muy similares y epigenomas y microbiomas discordantes. Además, en el estudio pudieron identificar rasgos conductuales que se repetían entre las personas con genomas y rasgos físicos similares, lo cual puede indicar que las variaciones genéticas compartidas entre estas personas no solo influyen en su físico, sino también en su comportamiento.
Entonces… ¿está todo escrito?
El hecho de que la mayoría de nuestros rasgos físicos y otros rasgos conductuales estén determinados exclusivamente por nuestro genoma nos indica que nuestros rasgos físicos y algunos rasgos de comportamiento están definidos principalmente por nuestro ADN. Y de ahí la importancia de conocerlo: si caracterizamos nuestro genoma y descubrimos a qué rasgos patológicos nos predispone, podremos prevenir o paliar la aparición de multitud de enfermedades, desde la hipercolesterolemia hasta el cáncer pasando por la diabetes. Porque no hay que confundirse: el ADN define lo que somos, sí, pero si entendemos nuestro cuerpo y lo cuidamos de manera acorde a nuestro perfil genético, podemos mantenernos sanos más tiempo.
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Referencias:
https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0191886922001477
https://www.cell.com/cell-reports/pdfExtended/S2211-1247(22)01075-0