Entrenando en temperaturas elevadas
Estamos en pleno verano y, por desgracia, el confinamiento ha truncado la “operación bikini” a muchas personas. Algunos intentan recuperar el tiempo perdido, mientras que los que han conseguido mantenerse en forma, quieren seguir cuidándose, pero ¿cómo influye el calor en mi rendimiento físico?
El metabolismo necesario para producir la energía demandada por nuestros músculos genera calor. Este calor debe disiparse al ambiente para mantener la homeostasis del organismo. La capacidad de termorregulación de un individuo está determinada por su aclimatación al calor, su nivel de hidratación y su capacidad aeróbica.
La capacidad de termorregulación de un individuo está determinada por su aclimatación al calor, su nivel de hidratación y su capacidad aeróbica
¿Cómo disminuye el calor nuestro rendimiento físico?
Si la temperatura ambiente es elevada, el rendimiento físico de un individuo se ve mermado. Un buen ejemplo de esto fue en las finales de la NBA de 2014. En el estadio de San Antonio se estropeó el sistema de refrigeración y aumentó considerablemente la temperatura. La estrella del baloncesto LeBron James tuvo que abandonar el partido por calambres musculares.
Incluso los atletas profesionales ven su rendimiento físico mermado en condiciones de temperaturas elevadas
¿Cómo limita el calor nuestro rendimiento? Por un lado, aumenta la temperatura corporal y, por otro, favorece la deshidratación.
El aumento de temperatura corporal
El aumento de temperatura corporal disminuye la capacidad del músculo para contraerse de manera repetida.
Además, favorece que la producción de energía del organismo pase de ser aeróbica a anaeróbica. Esta segunda forma es más ineficiente que la primera para producir energía. Además, genera más productos de deshecho que favorecen la fatiga.
También favorece la vasodilatación, lo que se traduce en una menor tensión arterial. Esto supone una mayor acumulación de sangre en las extremidades y un menor flujo sanguíneo al corazón. De esta manera, la cantidad de sangre que el corazón podrán enviar al pulmón para transportar oxígeno a los músculos será menor.
La deshidratación
Los efectos de la deshidratación aparecen después de que se haya establecido. Aunque se beba durante el entrenamiento, la absorción intestinal no suele ser lo suficientemente rápida como para compensar las pérdidas. En un entrenamiento intenso, un atleta puede perder el 2-8% de su peso corporal.
La deshidratación disminuye la concentración máxima de oxígeno en sangre. En otras palabras, la capacidad del cuerpo para emplear el oxígeno para producir energía se ve mermada.
Además, disminuye la tensión arterial. Esto se traduce en un menor flujo sanguíneo en el corazón, como hemos mencionado antes.
El calor modifica el metabolismo durante el ejercicio y disminuye el volumen circulante por nuestros vasos sanguíneos
El calor tiene además un impacto negativo sobre la esfera psicológica. La tolerancia al dolor, el humor y la motivación se ven alteradas en estas situaciones. Estos aspectos también influyen en el rendimiento.
Ahora que estamos en pleno verano, no te descuides. Evita las horas centrales del día, emplea ropa adecuada para entrenar y asegúrate de estar bien hidratado para poder seguir entrenando en temperaturas elevadas.