La reumatología y las enfermedades reumáticas
La reumatología es una de las disciplinas médicas que más en boca de todos están últimamente. Es muy común escuchar a la gente decir “tengo reuma”. Sin embargo, debemos de tener en cuenta que la “reuma” NO existe. Existen las enfermedades reumatológicas, al igual que no existe el “cardio”, sino las enfermedades cardiovasculares. Las enfermedades reumáticas son muchas y muy diversas. Pueden afectar a muchos tejidos y todas tienen un denominador común, un fondo autoinmune e inflamatorio.
Una de las enfermedades reumáticas más comunes es la artritis. Normalmente solemos confundir los conceptos de artrosis y artritis. La primera es el desgaste de las articulaciones con el tiempo. La segunda es la inflamación de una articulación, en concreto de la membrana sinovial. Generalmente, la artritis se produce en el contexto de una enfermedad autoinmune, mientras que la artrosis aparece con el paso del tiempo. Diferenciarlas es difícil. Aun así, el tipo de dolor puede ayudar en el diagnóstico. El dolor de ritmo mecánico es aquel que empeora con los movimientos y se asocia con la artrosis. Suele empeorar con el paso del día y es habitual que se acompañe de rigidez tras un reposo prolongado. El dolor de ritmo inflamatatior, al contrario, mejora con el movimiento y la actividad física. Suele ser peor por la mañana y mejora a lo largo del día. Puede también acompañarse momentáneamente de rigidez.
¿Por qué se originan las enfermedades reumáticas?
Las causas de estas enfermedades suele ser desconocida y dependiente de varios factores. En líneas generales, son el resultado de la interacción entre el genoma del individuo y una larga lista de factores ambientales.
¿Cómo prevenir estas enfermedades?
Es imprescindible destacar que las opciones de actividades preventivas son muy limitadas. La mayor parte de estas enfermedades tienen un trasfondo inmunológico. Sin embargo, en ellas también juega un papel importante la genética de cada persona. En general, son enfermedades en las que el ambiente tiene un alto impacto. Por eso, reducir el peso, incrementar la actividad física y una dieta sana son las mejores opciones para prevenirlas. En cuanto a la artrosis, también es posible que los pacientes puedan beneficiarse de estas medidas. Especialmente de la actividad física, a pesar de lo que suele pensarse. La movilización de la articulación ayuda a mejorar los síntomas, aunque es conveniente evitar los ejercicios de impacto.
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