El Genoma: Nuestro Libro de Instrucciones
El conjunto de toda la información genética de un organismo recibe el nombre de genoma. En el caso de los seres humanos, el genoma incluye los más de tres mil millones de nucleótidos o “letras” de los que se compone nuestro ADN (ADN: La molécula de la vida). En otras palabras: nuestro genoma es enorme, tanto que la longitud total del ADN contenido en las células de nuestro cuerpo equivale a varias miles de veces la distancia entre la Luna y la Tierra.
¿Cómo es posible que todo este material genético quepa dentro de nosotros? Dicho de forma sencilla: empaquetándose muy bien. Nuestro genoma no se compone de una única molécula lineal de ADN, sino que está dividido en 46 “fragmentos” que denominamos cromosomas, en los cuales el ADN se superenrrolla y empaqueta generando estructuras altamente condensadas. Esos 46 cromosomas resultan de la combinación de dos juegos “repetidos” de 23 cromosomas cada uno, de tal manera que nuestro genoma se compone de los 23 cromosomas que heredamos de nuestro padre unidos a los 23 cromosomas que heredamos de nuestra madre. Esta combinación cromosómica única es la que te hace ser quien eres.
¿Y qué hay en ese ADN que se alberga en los cromosomas? Genes, es decir, secuencias que codifican para una unidad funcional, fundamentalmente proteínas. Las proteínas son las moléculas que se encargan de construir y mantener nuestro cuerpo en funcionamiento, por lo que tradicionalmente se ha considerado que la función principal del genoma es albergar la información para sintetizarlas. No obstante, la secuenciación de nuestro genoma demostró que en realidad la parte que contiene información codificante de proteínas supone menos de 2% de nuestro ADN.
¿Qué hay entonces en el 98% restante y, sobre todo, para qué sirve? Inicialmente, nuestra incapacidad de responder a esa pregunta nos llevó en un alarde de soberbia antropocéntrica a denominarlo “ADN basura” (si no sabemos para qué sirve, será que no sirve para nada). Pronto, no obstante, quedó patente lo inadecuado del término, hasta el punto de que hoy sabemos que ese “ADN basura” tiene un papel fundamental en el funcionamiento de nuestras células y, por extensión, de nuestro organismo. Aunque aún queda mucho por descubrir, hasta el momento se sabe que estas regiones del ADN están implicadas en diversas funciones: la unión a moléculas para regular la expresión génica, la generación de moléculas de ARN funcionales, el soporte estructural a nivel de cromosomas, etc.
Gracias al desarrollo y avance de innovadoras herramientas biotecnológicas durante la última década, actualmente el genoma ya no es algo oscuro, hoy es posible descubrir las particularidades que tiene el genoma de cualquier persona por las cuales es diferente a cualquier otro individuo del planeta. Esta capacidad ha abierto un sinfín de posibilidades, de las cuales tú mismo te puedes beneficiar. Adéntrate en EGO y descubre cómo.