El gen de la obesidad

Sí, el gen de la obesidad existe y se llama FTO, nombre que literalmente significa “gen asociado a la obesidad y adiposidad” (en inglés, Fat mass and Obesity associated gene). Aunque como la inmensa mayoría de características de nuestro cuerpo, la obesidad atiende a múltiples factores, el de FTO fue el primer caso en el que se demostró que un único gen puede marcar de forma determinante la susceptibilidad a la obesidad. Para ser exactos, en el año 2007, dos estudios independientes con una muestra poblacional del orden de 40.000 personas manifestaron la gran relevancia del gen FTO en el riesgo de obesidad y en el índice de masa corporal (IMC). Más de 10 años después, FTO continúa siendo el gen que mayor efecto ha demostrado tener en estos rasgos. Por lo tanto, es más que digno merecedor del título de “el gen de la obesidad”.

el gen de la obesidad

 

Hablemos un poco de sus características moleculares. El gen FTO se localiza en el cromosoma 16 en humanos. Aunque se desconoce su función fisiológica exacta, se sabe que la proteína producto de este gen puede actuar como una desmetilasa de ácido nucleico, esto es, puede regular la expresión de ciertos genes. Hasta el momento no se ha podido desentrañar su relación con el índice de masa corporal a nivel molecular, pero se piensa que esta proteína podría regular la expresión de genes involucrados en el metabolismo, y la alteración de este proceso podría provocar la aparición de desórdenes de metabolismo.

Es importante señalar que la asociación entre riesgo de obesidad y el gen FTO ha sido demostrada en numerosos estudios realizados en poblaciones de distintos linajes. Además, aunque la relevancia de FTO en obesidad fue por primera vez descrita en adultos, estudios posteriores han confirmado que también actúa como el gen de la obesidad en la niñez y la adolescencia.

Posteriores análisis de GWAS han permitido señalar al aumento en la ingesta de alimentos, y no al efecto de la actividad física, como responsable de la regulación del peso corporal ejercida por el gen FTO. Además, se ha conseguido demostrar que, aunque la actividad física no media la asociación entre FTO y la susceptibilidad a la obesidad, sí reduce el efecto de FTO sobre el índice de masa corporal. Esto implica que, aunque el perfil de tu gen de la obesidad dictamine una alta predisposición a la obesidad, la actividad física puede reducir el efecto de la genética sobre tu cuerpo.

Además de los estudios de asociación realizados en humanos, se han llevado a término estudios in vivo en modelos murinos (ratones) que han demostrado que el gen FTO controla el gasto energético y el desarrollo de obesidad inducida por dieta.

Como aspecto interesante, se conoce que la expresión del gen FTO es más elevada en cerebro e hipotálamo, que es la parte del cerebro que, entre otras, controla las conductas de alimentación. De hecho, se ha demostrado que la modulación de los niveles de expresión de FTO en el hipotálamo puede tener un efecto sobre la ingesta de comida. Mientras la eliminación de FTO en ratones adultos da lugar a una pérdida significativa de peso corporal; la eliminación post-natal de este gen en el hipotálamo provoca un efecto en el peso más sutil, causado por un cambio en la ingesta de comida.

Todo esto hace de FTO uno de los genes clave que se debe estudiar con el fin de descubrir y personalizar la estrategia óptima que permita controlar el peso corporal. ¿Quieres saber cómo se encuentra el gen de la obesidad en tu ADN? Te ayudamos a descubrirlo con nuestro test genético.

 

REFERENCIAS:

Fawcett and Barroso, The genetics of obesity: FTO leads the way, Trends in Genetics, 2010.

Tung & Yeo, From GWAS to biology: lessons from FTO, Ann. N. Y. Acad. Sci, 2011.

Loos and Yeo, The bigger picture of FTO – the first GWAS-identified obesity gene, Nat Rev Endocrinol, 2014.