Déficit de vitamina D

La vitamina D es una vitamina liposoluble que ejerce mútiples funciones. Las más destacadas atañen al metabolismo del fósforo y el calcio. Es difícil definir un punto de corte entre la normalidad y la deficiencia de manera universal. Esto se debe a que varían con los factores ambientales y también por las características genómicas de cada persona. No obstante, se acepta que por debajo de los 20-30 ng/ml se puede hablar de déficit o insuficiencia. Si quieres conocer tu predisposición a los niveles de esta vitamina en tu organismo, echa un vistazo a nuestro test de nutrigenómica.

Causas de la hipovitaminosis

  1. Consumo ineficiente: no está presente en muchos alimentos. Por eso debemos obtenerla con una dieta rica en pescados grasos, algunos lácteos y, aunque en menor medida, en huevos.
  2. Exposición solar inadecuada: el metabolismo de la vitamina D requiere de la luz solar para llegar a su forma activa. Es por eso que la falta de luz solar favorece su déficit.
  3. Enfermedades o intervenciones quirúrgicas que puedan alterar la absorción intestinal.
  4. Enfermedades que alteran la función del riñón o el hígado.

Sujetos de alto riesgo

El déficit de vitamina D es más frecuente en personas ancianas y confinadas, con poca actividad al aire libre. Otros factores de riesgo pueden ser:

  • Piel oscura
  • Obesidad
  • Sujetos institucionalizados
  • Uso de ropa que limite la exposición solar
  • Uso regular de protector solar
  • Ciertos fármacos

Consecuencias del déficit de vitamina D

El déficit moderado no suele manifestarse en ningún síntoma. Las consecuencias de este déficit dependen del grado de insuficiencia y del tiempo que se mantenga. Lo más habitual es que exista una reducción de la absorción del calcio y del fósforo en el intestino. Al disminuir los niveles de estos minerales, el organismo aumenta la síntesis de otras hormonas que los extraerán de los huesos como mecanismo de compensación. Otras manifestaciones son el dolor y la debilidad muscular.